Pasaron los días y yo andaba sin rumbo en la vida,
esperando que algo nuevo pudiese suceder,
esperando que pudiera volver a vivir ese cuento de hadas
que de pequeña solía soñar cada noche
Pero ya era demasiado tarde, fue entonces cuando me dí cuenta
de que hace ya unos años el reloj de arena había dado la vuelta
y que cada granito ya era suficiente motivo como para mirar
hacia delante.
La última gota de arena será la que ponga punto y final
y tu amor será el que ponga punto y seguido.
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